lunes, 29 de abril de 2013
El espíritu rancio.
Uniformes antipatriotas pululando por los edificios públicos
a traición. Enceguecidos por el deseo de poder de intereses económicos de
turno, son el reflejo del despecho y la barbarie oculta tras las máscaras de
pulcritud y la bandera nefasta de los impunes que repiten errores de
generaciones que se impusieron a los ciudadanos honorables, juiciosos y
respetables ante el reclamo de derechos básicos no escuchados (sordera
conveniente) de quienes pisan cabezas y arremeten sin remordimiento en pos de
caprichos, fuerza bruta y vanidad latente en quienes odian la vida.
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