Representantes del odio.

En toda nuestra historia como nación, desde que existen los derechos democráticos que permiten la libre elección de nuestros gobernantes hasta nuestros días, existió un enfrentamiento de ideales o intereses separatistas que buscan una finalidad que poco tiene en común entre agrupaciones rivales.
Hoy en día la propuesta es la de oponerse a un régimen, sea la de combatir al yugo de potencias económicas que nos empobrecen con su dominio, o sea la de oponerse a la conducción arbitraria del gobierno de turno por no beneficiar nuestro propio interés.

No es creíble la sugerencia de que se haga un mal a los intereses particulares al beneficiar al conjunto de la población, no debería ser si es que alguien así lo cree, porque todos somos ese pueblo al que hay que beneficiar; si nos oponemos a un régimen que por todos los medios intenta beneficiar a toda la población, empezando por los más carenciados, entonces estamos esperando que tampoco nos beneficie a nosotros mismos porque igualmente pertenecemos a algún estrato social.

El odio es instancia hoy en día, cada uno de nosotros está bajo la influencia negativa que transmite el medio por el que comunican el sentimiento de discordia e inconformidad. Aquellos que pronto nos querrán convencer de creer en un futuro mejor preparan las fuerzas de presión con las que planean arrebatar nuestra fe y confianza en la vida, esos serán los representantes del odio instalado en nuestras mentes.
Si bien vivimos en el presente constantemente nos están empapando con malestar general y desconfianza en esa vida presente.
Proponen desestimar la buena salud y hacen campaña con ella solo cuando carecemos de esta.

Lo que hay que proponer a nuestra nación es creer en la vida, que siempre puede mejorar un poco, porque aún hay muchas personas que necesitan que mejore mucho para vivir dignamente, pero sobre todo saber que siempre puede empeorar y así intentarán que sea antes de pretender ser quiénes prometan que mejorará aunque jamás tendrán intención de lograr.